domingo, enero 01, 2006

Curicó Unido, ejemplo de
perseverancia deportiva
Después de 15 años Curicó Unido vuelve a darle alegrías a los curicanos. Los esfuerzos coronaron un retorno triunfal. Logró con legítimo derecho el retorno al fútbol rentado, que buscó desde el mismo día que había perdido tal condición hace tres lustros.
El amplio triunfo del jueves en La Granja, ante un público que siguió con fervor al equipo durante todo el año, fue una prolongación de lo que fuera el torneo del año anterior. Entonces estuvo a punto de alcanzar con éxito el intento. El espectacular logro deportivo dio comienzo a un jolgorio que se extendió a toda la ciudad en la víspera del término de un año brillante para el representativo local.
La tarea de los jugadores en la cancha y del entrenador Cortazar, es producto de un trabajo que tuvo en los dirigentes del club a sus principales gestores. Los 15 años no pasaron en vano. Hubo momentos en que sólo un puñado de directivos sostuvo al club. Hubo instantes en que se corrió el riesgo de que la institución desapareciera, no tanto por falta de ayuda que siempre faltó, sino por los conflictos del fútbol local en general, que rebotaban peligrosamente en el representativo curicano. Pese a todo, la dirigencia salió adelante y se mantuvo firme hasta lograr el éxito tan esperado del pasado jueves.
La vuelta curicana al fútbol profesional merece la atención de todos los sectores. El deporte en general y el fútbol en particular constituyen todo un fenómeno sociológico de nuestros tiempos. Los gobiernos, las empresas, la sociedad en general, le deben una mayor preocupación. En torno a las competencias deportivas la gente descarga emociones y llena espacios que, ante el tráfago de la vida diaria, le dejan escaso tiempo para la diversión. En Curicó el tema no ha llegado a entenderse del todo. En esto, quizás, y en especial en el fútbol, han jugado roles fundamentales dirigentes, autoridades y sectores de las actividades privadas.
Tarea de todos
Pareciera que los únicos que han aprendido la lección son los dirigentes. En el pasado hubo responsabilidad del directivo en las magras y negativas campañas del balompié local en el balompié rentado, cuyas causas son diversas y merecen otros comentarios. Por 15 años alejados de un fútbol profesional que vino de más a menos, los directivos curicanos aprendieron la lección y, con un conjunto de jugadores modestos, pero rendidores en la cancha, salieron adelante. El fútbol es un juego de equipo y, por lo mismo, importa más cuanto rinda el conjunto que una que otra estrella que se lleva la mayor parte del presupuesto del club. Saber formar una escuadra homogénea y rendidora es lo que cuenta y los responsables de la dirigencia curicana así lo entendieron, como quedó demostrado al obtener el anhelado triunfo de campeón que le significó el retorno al fútbol profesional.
Las autoridades no sólo deben sumarse a la alegría del triunfo. Su compromiso está en crear las condiciones para que el estadio local mejore sus instalaciones y se prepare para recibir a equipos de mayor jerarquía que los que acompañaban al representativo local en la III División. Del mismo modo, les cabe responsabilidad en la proyección de nuevos campos de juegos, especialmente en los barrios, destinados a atraer más jóvenes a la práctica deportiva y, de paso, alejarlos del vicio y el delito.
A la actividad privada, especialmente, el sector empresarial, le corresponde entender que la gente gusta del deporte y que es necesario mantener estructuras deportivas internas para incentivar su práctica, De la misma manera, le corresponde buscar formas de colaboración para mantener instituciones representativas en las competencias nacionales que contribuyan a motivar aún más a los espectadores, que en gran parte no son otros que sus propios trabajadores o servidores. Con su aporte en recursos y la administración de de esos recursos por buenos dirigentes se puede llegar a niveles posiblemente impensados para nuestra provinciana visión deportiva. En este aspecto, el club Villarreal de España, que adiestra el chileno Pellegrini, es el mejor ejemplo. Este club tiene su base en una ciudad que no supera los 50 mil habitantes, es decir, menos de la mitad de los que pueblan el área urbana curicana; sin embargo, tiene un estadio para 45 mil habitantes, que prácticamente se llena cuando su equipo juega de local. Allí ¡van todos al estadio! Villarreal no sólo es un equipo de una pequeña ciudad, sino también es uno de los mejores de España y compite en la copa europea con los mejores del viejo continente. ¿Por qué en Curicó no podemos hacer lo mismo?
Curicanos entre los grandes del fútbol
Pareciera que lo dicho suena a utopía. ¿Se han dado cuenta los curicanos que en los Juegos Olímpicos del 2000, en Australia, el 60% de la selección nacional que obtuvo el tercer lugar en esa justa mundial provenía de Curicó? ¿Se recuerdan los curicanos que el mayor goleador del fútbol chileno de todos los tiempos, Luis Hernán Alvarez, era curicano y que su marca no ha sido igualada en más de 40 años? ¿Sabían los curicanos que uno de los más grandes arqueros que ha producido Chile – el “Maestro” Guerrero- era curicano? Y si podemos proveer de grandes jugadores, como hidalgamente lo reconoció un comentarista deportivo en la televisión para destacar la vuelta de Curicó Unido al fútbol rentado, por qué, entonces, no formamos jugadores para nuestros equipos y nos proyectamos de mejor forma al país y quizás al exterior.
En las escuelas de fútbol surgidas en los últimos años en Curicó, en los torneos internacionales para niños de los veranos, se advierte el trabajo y la calidad de la formación que nos ha dado tantas satisfacciones gracias a la formación de buenos jugadores.
Para que Curicó Unido mantenga un lugar en el fútbol grande y prospere con la misma perseverancia se requiere planificación, respaldo y comprensión de todos cuantos gustan de esta actividad.