lunes, abril 07, 2008





La píldora y el

fundamentalismo



Los trascendidos de prensa por lo general son maquiavélicamente propalados por quienes buscan o pretenden sacar partido de sus alcances en propio beneficio. No cabe dudas entonces que aquellos que determinaron prohibir la píldora del día después deseaban prepapar a la ciudadanía para que se incubaran en ella sus alcances antes de dar a conocer el fallo que llegaría -como se ha informado a través de una declaración- el próximo 24 de abril.

A raíz de la muy justificada reacción de los más diversos sectores, especialmente de mujeres y jóvenes universitarios, el Tribunal Constitucional determinó entregar un adelanto de su fallo y confirmar de paso la prohibición en el sistema público de aconsejar y distribuir el fármaco en los establecimiento de salud del Estado.

El TC lo hizo para acallar el rechazo casi unánime de gran parte de la población por la aberrante decisión. No obstante, el malestar ha continuado cada vez más enérgico y son más y más los que se suman a la protesta ya generalizada que unos pocos imponen a toda una nación.

Es más, aquello que, más de uno de los que ahora votó a favor de la prohibición de la píldora no logró al aprobarse la redacción de la Constitución sometida a plebiscito en 1980, lo interpretó ahora plena y favorablemente amparado en una minúscula mayoría de 5 votos contra 4.

El ministro Raúl Bertelsen fue miembro de las comisiones redactoras de la Constitución. En los años '90 fue rector de la Universidad Católica de Valparaíso y luego rector de la Universidad de los Andes. vinculada al Opus Dei. El mismo Bertelsen debió inhabilitarse por ser autor, con anterioridad, de un informe en derecho contrario de la droga levonorgestrel, por lo que fue juez y parte en la causa.

A mayor abundamiento, José Luis Cea es abogado de la Pontifica Universidad Católica y profesor de la misma casa de estudios, como lo es también el DC Mario Fernández.

El abogado Carlos Peña señala que Raúl Bertelsen, José Luis Cea, Mario Fernández, Marcelo Venegas y Marisol Peña expresaron en su votación puntos de vista religiosos por sobre los jurídicos. Es decir, es un retroceso o la comprobación que el fundamentalismo, soterrada y sibilinamente, nos persigue más allá de los terribles tiempos en que imperaban los tribunales de la Inquisión.

El contradictorio fallo que declara inconstitucional la distribución de la píldora del día después en el sistema estatal y que, sin embargo, permite su venta en el comercio farmacéutico privado, ha motivado la indignada protesta de vastos sectores de opinión, que llaman a rectificar tamaña aberración.

Las mujeres de nuestro país, para no faltar a esta interpretación de la Constitución, tendrán que acatar la decisión de estos nuevos inquisidores en pleno siglo XXI contrariamente a lo que sucede en más de 100 países del orbe.
¡Qué vergüenza!