domingo, mayo 11, 2008

El Quizapu, el Vesubio y el Chaitén

Don Pedro Sánchez recogió en barricas y tambores la ceniza que el volcan Quizapu arrojó el domingo 10 de abril de 1932.
La expulsión de material piroclástico del Quizapu provocó grandes daños ambientales en Chile y Argentina. La explosión volcánica duró entre 18 y 25 horas y formó una gruesa y negra columna eruptiva de entre 28 y 32 kilómetros de altura. Sin embargo, la nube de cenizas dio la vuelta al mundo.
A don Pedro, muchos años después, le íbamos a pedir ceniza para marcar la cancha del pueblo cuando nuestro equipo de fútbol tenía partido los domingos. Por mucho tiempo usamos esa blanca ceniza volcánica en nuestros juegos dominicales.
Viene al recuerdo el enojo del Quizapu ahora que Chaitén sufre la ira de su volcán, distante sólo 10 kilómetros del pueblo. Estamos todos realmente consternados por lo que está sucediendo allí. Los lugareños son sacados prácticamente a la fuerza del infierno en que se han transformado quizá si los más bellos parajes que la naturaleza ha creado en el sur de nuestro país.
En esta zona, el Quizapu dejó un velo blanco sobre los campos y cubrió de cenizas el lomo del ganado. Los pastos contaminados pusieron en serio riesgo la masa ganadera de la zona. Por fortuna los campos volvieron a producir hasta convertirse de nuevo en la principal fuente de ingreso de los maulinos.
Tuvimos también una erupción del Peteroa en 1991 que contaminó los ríos de la zona y originó severos daños. Este es uno de los volcanes más activos de nuestro país. A principios de este milenio fueron colocados instrumentos con el fin de medir la actividad de esta cumbre curicana. Lo que fue realmente censurable es que a ese volcán le robaron los instrumentos por allá por el 2001 y hubo de reponerlos a un altísimo costo de varios millones de pesos.
En cuanto al Chaitén, es de esperar que cese de vomitar lava y cenizas. Ojalá que esas tierras australes vuelvan a producir, que los pájaros, mamiferos y cuanta especie viva exista en ese territorio vuelvan a ser parte de ese paraíso que fue.
No parece que sea el caso de Pompeya, que el 24 de agosto del 79, fue arrasada por la furia del Vesubio. Los pompeyanos no tenían memoria histórica como para defenderse de un fenómeno incomprensible y devastador como la erupción, gases tóxicos y cenizas arrojados por el volcán que terminó con todo vestigio de vida en una de las villas más hermosas de la Roma imperial.
Para Chaitén corren otros tiempos. El Gobierno y los chilenos en general se organizan ante la emergencia y ponen el aporte solidario, característica de un país que cada cierto tiempo sufre con fuerza extrema el rigor de la naturaleza. Nos adherimos al dolor en la esperanza que, con el respaldo fraterno de todos cuantos poblamos el territorio nacional, los chaiteninos sabrán salir adelante.
Las fotos corresponden al Quizapu, a una foto del recuerdo de la lluvia de ceniza del 10 de abril de 1932 y al cráter siempre activo del Vesubio